¿Cómo surgió la idea de crear el Jardín de L´Albarda?
“Todo empezó en 1990: yo quería hacerme una casa con jardín cerca de Valencia o a la orilla del mar, en Denia, pero no encontré nada. Ya estaba todo construido. Por eso empecé a buscar en esta zona, cerca de Jávea, donde yo siempre había veraneado. Compré un pedregal, al lado del Parque Natural del Montgó, y conocí a un viverista que hizo que me interesara por las plantas endémicas y el paisajismo. Ahora, tres décadas después, el Jardín de L´Albarda tiene más de 5 hectáreas y sigue creciendo. La naturaleza siempre nos sorprende”.
¿Cómo definirías el Jardín de L´Albarda?
“Es un jardín mediterráneo, de estilo renacentista, que también tiene una parte de jardín valenciano árabe, en el que he intentado recrear el paraíso, con más 700 especies de plantas autóctonas y 15 estanques o fuentes. Y el paraíso no te lo puedes quedar para ti solo: debes compartirlo. Por eso decidí abrirlo al público y ahora se puede descubrir a través de nuestras visitas guiadas o por libre. Y organizamos también conciertos en el jardín o cursos de jardinería. Al principio era gratis, hasta que unos amigos me dijeron que eso era un problema, porque no se valoraba. Con la naturaleza nos pasa lo mismo. Ver amanecer o atardecer es lo más maravilloso que puede ver alguien, porque no somos capaces de reproducirlo. Todo es bello, nada es hortera ni de mal gusto, pero cuando el hombre interviene, la cosa cambia. La naturaleza es el colmo del arte y la sabiduría. También es donde mejor y más libre se encuentra el ser humano”.
¿Qué es FUNDEM, la fundación privada sin ánimo de lucro que presides?
“En 1996 decidí crear una fundación, FUNDEM, para la conservación y recuperación de la fauna y flora mediterránea. Nuestra misión es sensibilizar e implicar a la sociedad en la conservación del patrimonio natural. Gracias a las cuotas de los socios, estamos comprando terrenos en toda España, con un alto interés ecológico, y se los entregamos en custodia a grupos ecologistas locales. El primero fue en la Reserva Biológica del Más del Peraire, en Fredes (Castellón), pero luego hemos continuado con una finca eucaliptal en Ulloa (Lugo), un terreno forestal en Múgica (Vizcaya), otro en la Sierra del Espadán o en La Marjal de Almenara (Castellón) y algunos en la provincia de Alicante, donde está también nuestro Jardín de L´Albarda, como el Vall de la Gallinera, Benimantell o el Vall de Laguar. Pero necesitamos más socios, para poder seguir adquiriendo terrenos y protegerlos: nuestra referencia es la National Trust, de Gran Bretaña, que tiene 6 millones. Aún estamos lejos, hay que seguir trabajando”.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el Jardín de L´Albarda en los próximos años?
“Lo que más me preocupa es que el jardín se mantenga cuando yo ya no esté. Necesitamos que la gente joven se implique, porque son los principales interesados. Estamos luchando contra el cambio climático, que es nuestro mayor problema ahora mismo, porque nos hemos apoderado de todo y hemos desequilibrado el planeta. Que hayamos sido la especie más voraz no significa que seamos la más inteligente. Y nos estamos jugando el futuro, el llegar a ser viejos. Vivimos demasiado entre algodones y debemos estar más en contacto con la tierra. Hemos de plantearnos qué podemos hacer cada uno de nosotros por la naturaleza. Por eso quiero que más gente conozca el Jardín de L´Albarda, porque todo aquel que se enamore de este jardín, no dejará que se destruya”.
¿De qué manera podemos poner nuestro granito de arena?
“El Jardín de L´Albarda se mantiene gracias a mi patrimonio personal y ahora mismo, mi prioridad es la continuidad del jardín, por su función botánica y estética para las futuras generaciones. Por eso quiero que la gente lo conozca, que venga a visitarlo, por lo que es fundamental que entre todos hagamos esa labor de recomendación a familiares y amigos y difusión del proyecto. Para colaborar con la misión que tenemos, también es posible hacerse voluntario del Jardín de L´Albarda, o bien socio-colaborador, abonando una cuota anual de 30 a 50€ que se destina íntegramente a la adquisición y mantenimiento de terrenos para su preservación medioambiental. Y este año también hemos creado la modalidad de socio-protector, para asegurar la perpetuidad y supervivencia del jardín. La cuota es de 300€ al año e incluye un pase anual para poder acceder al jardín en horario de apertura, invitación anual a las actividades que se realizan (conciertos, talleres, exposiciones…) con acceso preferente y entrada reservada tras confirmar asistencia y un pase prioritario para los eventos privados que se realicen en el jardín, así como una serigrafía con motivos naturales del jardín. Otra manera de colaboración es a través de la cesión, venta o donación de terrenos”.