Hay pocos planes más apetecibles en otoño que visitar una bodega y catar sus vinos. En este artículo te recomendamos nuestras favoritas para que sepas dónde ir en tu próxima escapada a Jávea: de Llíber a Teulada, pasando por Jesús Pobre, Alcalalí o Benissa, la comarca de la Marina Alta está llena de proyectos inspiradores en los que aprender más sobre nuestra tradición, territorio y raíces mientras disfrutas del paisaje y de un buen vino. ¿Vienes?
Recorremos nuestra comarca, la Marina Alta, de bodega en bodega: elegimos 5 repartidas por diferentes rincones para descubrir sus vinos, su esencia y a sus creadores.
Pepe Mendoza Casa Agrícola (Llíber)
Casa Agrícola es el proyecto personal del enólogo y viticultor Pepe Mendoza en Llíber, muy cerca de Xaló. Esta bodega, construida en 1900 sobre un antiguo riurau de origen árabe, organiza visitas con cata en grupo los jueves, viernes y sábados, tanto por la mañana como por la tarde. Descubrirás sus 12 hectáreas de viñedos de giró y moscatel romano cultivados en ecológico, en secano y sobre bancales en terrazas con muros centenarios de piedra seca.
La degustación consta de 6 vinos maridados con quesos y embutidos ibéricos. Es necesaria la reserva previa.
M de Alejandría (Teulada)
¿Sabías que en la provincia de Alicante también se elabora vino de hielo? M de Alejandría es el sueño cumplido de Cristina Rodríguez Vicente, que en su finca familiar La Alberca plantó una hectárea y media de viñedo en 2014. La variedad que eligió fue Moscatel de Alejandría, que es autóctona, pero se inspiró en los famosos vinos de hielo (Ice Wine) para elaborar, con la ayuda de Daniel Belda, Viticultor y Enólogo de Bodegas Belda (Fontanars dels Alforins), su propia versión, congelando las uvas moscatel. El resultado es un vino blanco dulce, con aroma afrutado y toques florales de edición limitada y numerada: cada año elabora en torno a 3.000 botellas. Este 2021, además, M de Alejandría acaba de ganar la Medalla de Plata en el Certamen Internacional Muscats du Monde en la 21 edición del certamen, en la que han participado 19 países de todo el mundo. De los 182 vinos evaluados 60 han obtenido medallas y 8 de ellas han sido para vinos españoles.
Ofrecen visitas guiadas a la finca y a los viñedos, repartidos en 7 bancales con muros de piedra seca, patrimonio protegido por la Unesco. La experiencia termina con una degustación final con productos autóctonos de pequeños productores en el riurau de la casa familiar.
Les Freses (Jesús Pobre)
Al lado del Montgó y muy cerca del mar, en Jesús Pobre, encontramos esta bodega rodeada de viñedos de moscatel, donde antes había campos de fresas. De ahí su nombre: Les Freses elabora vinos respetando los tiempos y las costumbres tradicionales: los fermenta en depósitos de acero inoxidable con levaduras propias, en damajuanas o en ánforas de barro. Si quieres conocer el proyecto de su enóloga, Mara Bañó, puedes apuntarte a alguna de sus visitas guiadas con cata de 3 de sus vinos o una excursión guiada por un arqueólogo a L´Alt de Benimaquía: un antiguo emplazamiento amurallado en el que descubrirás los orígenes de la cultura íbera.
Cap de Nit (Alcalalí)
Joshua Kniesel y Josie Cleeve producen vinos blancos y tintos con uva de las variedades giró y moscatel, procedente de viñedos en Plá de Lliber, Xaló, Alcalalí y Benissa, que seleccionan y cosechan a mano en cajas de 7 kilos, que luego fermenta espontáneamente en depósitos de acero inoxidable y pequeñas tinajas de barro. El moscatel fermenta en contacto con sus pieles y permanece en contacto con sus lías gruesas hasta el embotellado, mientras que los vinos tintos tienen una maceración suave de 7 a 10 días y una crianza en tinajas de barro hasta el embotellado.
Para conocer sus vinos puedes concertar una cata o bien ir a conocer su vinoteca, Damajuana, en Xaló, donde venden sus caldos pero también los de otras bodegas de la zona.
Joan de la Casa (Benissa)
En este proyecto de viticultura sostenible al lado del Mediterráneo, a una cota de 60 a 160 metros, Joan elabora vinos naturales para conseguir la máxima expresión de las variedades autóctonas: giró y moscatel. De la Casa, que lo aprendió todo de su abuelo, gestiona ahora su bodega familiar entre montañas (Bèrnia, la Solana y la Serra d´Oltá), olivos, algarrobos o almendros. Su filosofía se basa en el respeto por el producto: por eso aplica criterios de agricultura ecológica, vendimia de manera manual, en cajas de 12 kilos y no añade ningún aditivo en el proceso de elaboración para que sus vinos sean naturales, como expresión del terroir.
Organizan visitas guiadas a medida, con cata de varios de sus vinos, maridados con embutidos y quesos de la zona.